viernes, 11 de marzo de 2011

Ideas, Acción y Cumbia



"La democracia es pueblo, la democracia no es poder político para algunos" -
 Alberto Fujimori en El baile del Chino


Hace un tiempo me interesaba entender la 'ideología' fujimorista para poder comprender el 20% en encuestas a nivel nacional.  Como toda joven estudiante queiviar pensaba que para que existieran partidos tenían que existir planes y planos ideológicos que los respalden, por eso emprendí búsquedas de los discursos de orden del gobernante en fechas significativas (autogolpe, apertura de la constituyente, etc) o en eventos(*)  donde se discutían temas de interés nacional y de dirección del gobierno. Lo que encontré fueron rasgos, indicios de que aquello que existía era algo similar a una anti-ideología o si es que es lo mismo, un pragmatismo deliberado. ¿Era una testarudez y una obstinación volcarme a los discursos y declaraciones? Supongo que sí.

Pienso en la campaña presindencial. La verdad es que no la he seguido con mucho detenimiento pero cada vez que leo las noticias relacionadas a ella me da una sensación de aburrimiento y hastío por lo redundante de las propuestas y de las acusaciones. ¿Qué es lo que se está debatiendo en concreto para el futuro del país? (la pregunta demuestra que la ingenuidad nunca desaparece). 

No estoy pensando en los electores porque, siguiendo a las encuestas, la mayoría está buscando un "continuismo con inclusión" (los votantes de Castañeda ciertamente valoran sus obras) sin giros muy fuertes a nivel económico (aunque todo esto es impredecible). Pienso en los ofertantes y en la dinámica de la oferta. La frase de que 'no existen partidos' es conocida a pesar de que existen. La idea a la que apela es que no funcionan en tanto maquinarias de recolección de votos o firmas o de adhesiones de lealtad entre votantes y representantes, pero sí como los únicos medios legítimos para acceder al poder.

La manera diaria de ofertar propuestas es simple pero no por eso menos compleja. Apelar a recursos visuales, gestuales y de grandes eslóganes requiere muchísimos recursos y de políticos hábiles capaces de plasmar sus promesas en 'ideas' al paso. A pesar de la inexistencia de grandes sistemas ideológicos a los que se adhieran, cada candidato sí entraña en sí mismo una opción diferente a la otra. Pensemos que Toledo es un ex presidente, Castañeda un ex alcalde 'exitoso', Keiko una ex hija de un 'gobernante exitoso' para muchos y así cada candidato con una trayectora identificable de experiencia. La construcción de sus respectivas identidades ha radicado en su acción antes que en sus discursos y estos han servido sobre todo para justificar sus acciones. Las acciones de los actores políticos han solido prescindir de un debate o deliberación por lo que la democracia deliberativa ha quedado un tantito lejos.


La ligereza del debate sobre  temas puntuales  está largamente acentuada en las reglas del juego y en la composición de los jugadores.  Por un lado institucionalmente los partidos no están obligados a tener un plan coherente que los diferencie entre sí a través del tiempo (Humala sería la excepción) y  por otro los medios masivos a través de los que se comparte la información y su inmediatez impulsan la simplificación tuitera de las ideas (sumado al número de candidatos) 

Espero que en la segunda etapa de la elección presidencial  se discutan  grandes temas tal como fue en la campaña municipal (obviando la gestualidad y teatralidad de aquella). Sin embargo, por la dinámica señalada, probablemente los gestos  y la acción estén antes que las ideas.



(*) Gisela Valcárcel y Alberto Fujimori conversan sobre el 5 de Abril del 92 en medio de una tertulia en una sala muy noventera, degustando un trago llamado "Presidente".

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